¡Hola a todos!
Me apetecía inaugurar la sección Personal con algo que pudiese ser útil o por lo menos aportar información.
Hace ya un año que ando por París y me apetecía compartir mis experiencias con vosotros.
Voy a empezar explicando la odisea tan inmensa que es encontrar piso aquí y me temo que terminaré colgando la experiencia en varios post porque realmente es una aventura impresionante.
El año pasado lo tuve difícil, pero al final pude acceder a una residencia y no tuve mayores problemas, aunque sí que pasé el verano mirando y escribiendo a pisos por internet.
La residencia se me concedía tan sólo por un año, por lo que acabando el contrato a finales de agosto, me vine a mediados de mes para encontrar otro lugar donde vivir.
Sucedieron muchas, muchas cosas.
Llevábamos ya varios días enviando solicitudes para ir a ver los pisos a troche y moche así como a las residencias privadas. Un día, una monja me cogió el teléfono en una de las residencias y me estuvo explicando cuáles eran los precios. Me animó a buscar piso, quizás encontraría algo más apañado. Pues nos decidimos e íbamos a todos los rendez-vous que podíamos para poder ver cosas y postular para quedárnosla si nos gustaba. Aquí enseñan el piso a la vez a muchas personas y muchas veces terminaba siendo una pelea a varios bandos. Dicen que no hay discriminación pero no he visto manera de hacerla más patente que aceptando nada más que los dossieres franceses.
Ese día, mi madre y yo amanecimos en la cama de noventa por uno noventa hecha de esponja en mi antigua residencia en París. Ella se puso a preparar el café que había traído de España. Tras desayunar, salimos de casa. Sabíamos que nos esperaba un día completo. Hacía un calor de mil demonios. Y eso para ser París es mucho, donde el cielo casi siempre está gris.
Fuimos a la otra punta de París a ver uno de los studios que vi por internet. Ya de entrada en ese lugar sólo se podía entrar a vivir el día 1 de septiembre cuando yo el 31 de agosto me quedaba sin lugar donde dormir. Además tenía el WC fuera de lo que era la habitación, cosa muy común pero que no me gusta nada. Sea como fuere y tras días sin ninguna opción decidimos ir.
Por la mañana fui a enseñarle mi universidad (Université Panthéon-Assas Paris II) y estuvimos en los Jardines de Luxemburgo. Preguntamos en todas las inmobiliarias que vimos pero tratándose de un barrio así (6ème arrondissement) los precios eran imposibles y salíamos de la inmobiliaria apenas abrir la puerta.
Tras estar un rato allí, pensamos en ir en autobús al distrito donde estaba el studio y, de paso, comer allí.
Por el camino vimos Les Invalides, algo que yo quería ver desde hace tiempo. Terminé viéndolo desde el autobús, vimos la Torre Eiffel y al llegar también el Arco del Triunfo. Yo les iba enseñando a mi padre y a mi hermano por fotos nuestro largo pero bonito viaje en autobús.
Cuando llegamos buscamos algo para comer pero resultó ser un barrio muy caro. Pero no sólo eso sino que, aparte de ser caro, nos ofrecían espaguetis con cuatro setas y lo de cuatro no era un decir porque eran realmente cuatro. Desesperadas por el panorama que estábamos viendo, fuimos a comprar cuatro cosas para comer a un supermercado y como París carece de banco, acabamos en la puerta de una iglesia.
Allí se nos iba poniendo la gente alrededor. Además, una señora se asomó al balcón a saludarnos desde su casa y decirnos que si no nos parecía que hacía demasiada calor. Más tarde se me acercó una mujer preguntándome donde estaba el párroco.
Total que mientras que se hacia la hora comimos unas patatas unas tostadas con jamón y bebimos un zumo porque el agua que traíamos estaba demasiado caliente.
Estando allí, recibí una llamada. Era un hombre que me decía que tenía un studio muy interesante cerca de mi universidad. No me pareció mala idea. El señor en cuestión tenía una farmacia así que visitamos el sitio después de que cerrara el negocio. Estuvimos esperando una hora en las inmediaciones haciendo tiempo.
Fuimos al sitio que teníamos previsto ver y en el que me descartaron por no tener garante francés. Algo que me llevaba de cabeza. Por no tener aval en Francia me quedaba sin nada, aunque tuviese muchísimos avales de mi país.
De camino, compramos cucuruchos en el Picard (una cadena de congelados muy conocida aquí) porque estábamos sedientas. También conocimos a varias personas. En la parada del autobús una pareja mayor que decía entender un poco el español y que nos imaginaba de vacaciones y no protagonistas de una aventura-mudanza. La segunda, una profesora de castellano de la Sorbona, que aunque decía ser nacional francesa era hija de dos españoles.
Al subir al piso de arriba de la farmacia cualquier ínfima expectativa que pudiese tener se vino abajo.
Era una casa destartalada, llena de polvo, grande pero estropeada. Él decía que era un estudio pero me temo que vivía él allí. Además, con su perro, que estaba encerrado en lo que decía ser su despacho.
Me empezó a decir que tenía que comprar un colchón, que una vez por mes venían a hacer lavado de caras (sí, el cutis) a aquel lugar de "ensueño" y que si no me importaba era todo sin contrato.
Le dije que ni me lo pensaba y que allí se quedaba el con su "studio". Al día siguiente en la red había subido 100 euros el precio. Definitivamente, no había por dónde cogerlo.
Al salir de aquel lugar nos quedamos encerradas porque la puerta no abría. Un poco más y tengo que subir a pedirle que nos la abriese, después de haberlo intentado de mil maneras. Por suerte, apareció una señora mayor que me ayudó a abrir la puerta.
Cogimos el metro y reíamos de camino para casa, sabiendo que seguía sin sitio donde ir pero que aún habían muchas aventuras que vivir.
¡Esto es todo de momento!
Si queréis seguir sabiendo más, no dudéis en hacérmelo saber. Y decidme de qué os gustaría que hablase: experiencia en mi nuevo piso, experiencia en la Universidad...
Un abrazo ¡Y hasta pronto!
Ada.